miércoles, 26 de octubre de 2011

Hace unos días conseguí enfrentarme a uno de mis miedos. Comportarme de forma natural y tranquila en un sitio con gente que me ha hecho daño y ya no forman parte de mi vida. Y salí airosa.  Sí, yo lo hice....yo que necesito un luto enorme para reponerme cuando me hacen daño, yo que no saludo a quien no quiero porque no lo siento. Así que, aunque parezca una tontería, me siento orgullosa de ello. Ya que, además, hacía tiempo que no disfrutaba como lo hice esa noche. Necesitaba juntarme con mi gente y volver a ser yo. Alejarme de manera emocional de lo que me hace daño y poder disfrutar del resto de gente, que en definitiva es mi gente.

He empezado a hacer cosas que me apasionan y pensaba que nunca sería capaz de hacer.

Estoy empezando a ser yo y no me gusta...


 me encanta ;)
Hace mucho que no escribo ninguna entrada, me he dado cuenta de que solo lo hacía cuando estaba mal. Y sinceramente, estoy cansada de sentir que nada tiene sentido. No es que las cosas hayan cambiado mucho, solo ha cambiado mi forma de ver la vida. No tengo trabajo, no tengo dinero y por tanto, casi no puedo hacer nada. Limitada en una casa en la que tus palabras y tus actos de limpieza son más importantes que tus sentimientos o aspiraciones. Pero ha llegado un momento en el que o  asumo que esta es mi realidad e intento vivir con ella o me muero del auténtico asco y entro en depresión; así que me quedo con lo primero.

Me he propuesto ir actualizando el blog más a menudo, sonreírle más a la vida (ya que ella ya no es que me sonríe mucho a mí) y empezar a buscar el lado bueno de las cosas. Sí, conociéndome como me conozco es muy difícil, ya que siempre acabo ahogándome en un vaso de agua cuando no soy capaz de entender mi alrededor o directamente las cosas no salen como esperaba.